Tumbe partió
en la Edad de las Sequías
a morar en los verdes destellos
de una piedra
De allí descendió como de un rayo
el poderoso Quitumbe
para remontar los altos conos
de la cordillera
en donde se hallaba congelada
la luz de las constelaciones.
Guiado por los destellos del sol
sobre el metal de los cerros
Quitumbe divisó una mañana
una suave planicie cerca de las nubes:
KI-TO:
tierra sagrada del medio
Allí depositó el Espíritu
de la Gran Esmeralda:
del misterioso
Reino de los Colibríes.
Diego Velasco Andrade
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