El verdadero Atahualpa

Author: Efecto Alquimia / Etiquetas: , , , , , ,

“me río de la va­rie­dad del mun­do pues en un día fac­ción huas­ca­ris­ta y la con­si­guien­te li­ber­tad del ven­ce­dor ven­ci­da”.




"Ata­hual­pa vie­ne de las vo­ces: A, pas­to, sig­ni­fi­ca gran­de; ta, co­lo­ra­do, es igual a abue­lo, vie­jo, je­fe, pa­dre co­mún; gua, co­lo­ra­do, es igual a gran­de; y pa, a­pa de ori­gen ca­ya­pa, es in­fle­xión del ver­bo po­der; de ma­ne­ra que en sen­ti­do ló­gi­co es­te sus­tan­ti­vo se tra­du­ci­ría por gran je­fe que man­da o es­tá in­ves­ti­do de man­do o po­der".

“Era Ata­ba­li­pa bien dis­pues­to, de me­dia­nas car­nes, de bue­na per­so­na, no grue­so de­ma­sia­do, her­mo­so de ros­tro y gra­ve en él, los ojos en­car­ni­za­dos, muy te­mi­do por los su­yos”. Comenta Pe­dro Pi­za­rro, quien pudo conocerle".

"Mientras permaneció prisionero, Atahuallpa, último Inca del Tahuantin-Suyo, supo mostrar a los extranjeros, sus captores, quién era el verdadero gobernante de aquellos territorios. Educado desde niño por los Sabios, Guerreros y Amautas. Él fue escogido por su padre para que dirija el destino de los pueblos que por línea materna le pertenecían".



Y “es­ta­ban har­to es­pan­ta­dos de ver un hom­bre bár­ba­ro de tan­ta pru­den­cia”.
Fran­cis­co de Je­réz

Sus captores remiten notas en las que comentan: “la per­so­na del ca­ci­que, re­fi­rién­do­se a Ata­ba­li­pa, es la más en­ten­di­da y de más ca­pa­ci­dad que se ha vis­to y muy ami­go de sa­ber y en­ten­der nues­tras co­sas”. Alon­so En­rí­quez di­ce: “es tan agu­do el pri­sio­ne­ro que en vein­te días su­po la len­gua de los cris­tia­nos” y no sólo eso, el mismo Cienza de León, cronista de la época dice que "apren­dió en la pri­sión a ju­gar aje­drez, los da­dos y otros pa­sa­tiem­pos". 
...


Fuente:
EL ÚLTIMO INCA DEL TAHUANTIN-SUYO
RODRIGO VILLEGAS D.

Ca­pac-Ci­tua

Author: Efecto Alquimia / Etiquetas: , , , , , , , , , ,

En Agos­to para el "Reino de Quito" es la fies­ta de los gue­rre­ros o Ca­pac-Ci­tua. 



Juan de Ve­las­co di­ce:

“a nin­gu­na otra es­pe­cie de di­ver­ti­mien­to mos­tra­ban los in­dios tan­ta pa­sión y ge­nio co­mo a és­ta, es­pe­cial­men­te en la pro­vin­cia de Pu­ru­há”. 

Se vis­ten aho­ra de las me­jo­res ga­las pa­ra el bai­le que du­ra­rá un mes.

Du­ran­te la co­lo­nia, la fies­ta ad­qui­rió re­lie­ves en to­do el ca­lle­jón In­te­ran­di­no. En Im­ba­bu­ra los in­dios imi­tan en su pre­sen­ta­ción a los blan­cos y sus dis­fra­ces con­sis­ten en uti­li­zar las pren­das de los ma­yor­do­mos, de los pa­tro­nes, al­ter­nan­do con plu­mas de vis­to­sos co­lo­res, jo­yas, pen­dien­tes, etc. Pa­só a ser la fies­ta de los dan­zan­tes.


Fuente
EL ÚL­TI­MO IN­CA DEL TA­HUAN­TIN­SU­YO,
Doc­tor Ro­dri­go Vi­lle­gas D. 
1977